“Nuestro sensible homenaje, solidaridad y sentidas condolencias a todos los hermanos ecuatorianos, principalmente de Manabí y Esmeraldas, que se vieron seriamente afectados por el terremoto del pasado 16 de abril del presente año”
La Confederación de Trabajadores del Ecuador CTE, y la Federación Sindical Mundial –FSM- hacemos llegar un saludo combativo y solidario al movimiento sindical clasista, a cada uno de los y las trabajadoras del país y del mundo, en este 1º. de Mayo, de conmemoración de los 130 años de la masacre de Chicago, a la lucha y resistencia histórica de los obreros; a la defensa del sindicalismo de clase y por los derechos históricos de los trabajadores; y, para avanzar hacia la liberación definitiva de los pueblos.
En esta compleja situación que atravesamos los ecuatorianos, ya sea por los desastres naturales o por los que provocan los gobiernos cada uno a su turno, es imperioso y necesario que desde nuestra óptica reafirmar con más fuerza que, no hay un proceso revolucionario sin la presencia real de la clase obrera. Este principio fundamental es lo que hemos demandado permanentemente, pero más pudo el interés de grupos de poder claramente identificados en el Gobierno, que el interés nacional y de los trabajadores.
Utilizaron a ingenuos, a los oportunistas de siempre, traidores y conciliadores; se aprovechan de ellos para vender al país ante el mundo como un proceso revolucionario, como un camino hacia un socialismo, como un gobierno de los trabajadores, avasallando para ello toda la teoría revolucionaria, inventando contenidos de derecha como plusvalía, supremacía del capital sobre el trabajo, o haciendo creer que existe un salario digno que además de ser falso es inconstitucional, de mujeres que se les hace creer que están afiliadas a la seguridad social pero que no tienen acceso a la más mínima atención médica, de leyes con nombres rimbombantes y contenidos adversos como a ley de justicia laboral, de optimización de la jornada laboral, que atentan contra los derechos laborales tanto individuales como colectivos, de redistribución de la riqueza que no redistribuye nada, o las reformas a la Constitución que solo sirven para adecuarla a la medida de los intereses capitalistas.
Dentro de todo lo señalado, es que la CTE, de desde su independencia de clase y después de haber agotado todos los esfuerzos posibles en diálogos sin recepción, emprendimos una constante movilización conjuntamente con las fraternas Centrales Sindicales del FUT, y posteriormente en una unidad amplia con el Colectivo de Organizaciones Sociales y Populares, donde la presencia masiva de los trabajadores y el pueblo se evidenciaron en todas las calles del país. Este proceso de unidad siempre ha sido de identidades y similitudes político ideológicas y el elemento aglutinador solo será la lucha contra el capitalismo, entendido como parte de la lucha anti-imperialista; nadie puede llamarse anti-imperialista ni revolucionario defendiendo y fortaleciendo el capitalismo y, que no es más que restauración conservadora y defensa de los intereses de la burguesía en contra de los intereses de los trabajadores y del pueblo.
Hoy estamos más convencidos que debemos avanzar, que nuestras ilusiones y aspiraciones de transformación social, de mejores condiciones de vida, de empleo, de acabar con la explotación y de construir una sociedad diferente, nueva, socialista, con los trabajadores y campesinos, debe continuar; y, eso será posible a partir de crear un poder popular de las organizaciones de trabajadores, de indígenas y campesinos, de pobladores, de organizaciones sociales y populares, en general de las organizaciones de explotados que enfrentarán a las organizaciones y partidos políticos de los viejos y de los nuevos explotadores.
Es necesario proponerse un gobierno que reconozca y amplíe la participación democrática de los explotados, -los explotadores siempre la han tenido-; un gobierno popular que vaya más allá del discurso con políticas verdaderas, que no se declare gobierno de los trabajadores sino que los trabajadores se declaren gobierno; un gobierno patriótico que no ponga los intereses de la burguesía por delante de los intereses del pueblo. Un gobierno que reconozca y defienda los derechos de las minorías de todo tipo más allá de sus creencias y preferencias personales, que recupere y garantice los derechos políticos, sociales, sindicales, de género y de preferencia sexual. El derecho a la propiedad de la tierra para quienes la trabajan considerando que sus dueños ancestrales son los campesinos y sus comunidades. El derecho y promoción de la propiedad asociativa, cooperativa y comunitaria.
Es urgente concretar y hacer realidad el proceso unitario de la década de los años 70, cuando conformamos el Frente Unitario de los Trabajadores, como expresión de unidad del movimiento de los trabajadores y de los indígenas. No se trata en consecuencia de una unidad burocrática entre dirigentes, ni de una unidad entre organizaciones disimiles y divergentes, sino de organizaciones que manteniendo diferencias, convergen en los principios fundamentales. Esta unidad no puede ser la negociación de intereses particulares entre dirigentes de todos los colores políticos, no puede ser la unidad por encima de las ideologías, no puede ser la unidad de la derecha con la izquierda, no puede ser la unidad amorfa entre trabajadores y burguesía, entre campesinos y terratenientes, como las unidades que se han venido pregonando en los últimos años.
Esta ha sido, es y será la propuesta que la Confederación de Trabajadores del Ecuador, ha convocado siempre. Es en este camino que nos convoca la consigna del XXV Congreso Nacional de la CTE: “En el camino correcto hacia la liberación de los trabajadores y el pueblo”. Estamos seguros que cumpliremos con este objetivo, para ello avanzamos con conciencia y organización.