Compañeros y compañeras,
Antes de comenzar mi intervención, deseo agradecer calurosamente a la FNE por acoger el 20º Congreso de la FISE.
Las condiciones creadas por nuestros camaradas marroquíes garantizan que este Congreso será exitoso y estará a la altura de nuestras expectativas.
La FISE es un pilar valioso de la FSM. Expresa las luchas y reivindicaciones de un sector laboral dedicado a la educación, al aprendizaje, a la cultura, y, en última instancia, a la formación de la conciencia de las nuevas generaciones de cada sociedad.
Es una de las UIS más antiguas de la FSM, fundada apenas un año después del establecimiento de la FSM, con una historia rica en luchas y contribuciones creativas a los logros en materia de educación, y al desarrollo intelectual y cultural.
Es cierto que en los últimos años, la FISE no ha tenido la actividad y el dinamismo que nos hubiera gustado. Problemas organizativos, financieros y de otro tipo han limitado su accionar y su presencia.
Por eso, estoy convencido de que nuestra conferencia aquí en Rabat marcará un nuevo comienzo dinámico. Las discusiones, los intercambios de experiencias y las decisiones que se tomen aquí constituirán una guía para la acción futura.
Los nuevos órganos dirigentes que elijamos asumirán —estoy seguro— la gran y noble responsabilidad de reorganizar y reforzar activamente esta histórica Internacional.
Queridos colegas, hermanos y hermanas,
Vivimos una época marcada por la generalización y profundización de la crisis capitalista, acompañada por nuevos ataques a los derechos y conquistas laborales, un dramático aumento de la desigualdad social, un deterioro aún mayor del medio ambiente, y una explotación sin límites de los recursos naturales.
El genocidio del pueblo palestino en Gaza y Cisjordania, con el apoyo y complicidad de EE.UU., la UE y sus aliados, ha puesto de nuevo en evidencia la hipocresía, el cinismo y la inhumanidad del imperialismo.
Las rivalidades geopolíticas y económicas entre las grandes potencias amenazan directamente la paz y la seguridad mundial, con el riesgo incluso de destrucción nuclear.
Las guerras imperialistas, las intervenciones, las sanciones y los bloqueos continúan e incluso se intensifican.
Estados Unidos, la UE y sus aliados de la OTAN anuncian nuevas e inmensas alzas del gasto militar, lo cual representa una amenaza directa para la paz, y también implica más austeridad, menos inversión social, y más desigualdad.
Hoy en día, la orientación hacia una economía de guerra es una prioridad clara de las élites del capitalismo, porque garantiza ganancias a los monopolios multinacionales y potencia el poder geopolítico de los Estados imperialistas desarrollados.
Los ataques a los derechos sociales, democráticos y sindicales de los trabajadores se multiplican.
El alto costo de vida y la inflación afectan de forma brutal las condiciones de vida de trabajadores y jubilados.
El desempleo, la precariedad, la sobreexplotación de migrantes y refugiados, y las leyes antisociales promovidas por los gobiernos neoliberales han debilitado gravemente el trabajo con derechos.
Contratos individuales, subcontratación, privatizaciones, teletrabajo, “alquiler de servicios”… son algunas de las formas de esta ofensiva neoliberal.
El aumento autoritario de la edad de jubilación continúa.
Conquistas sociales fundamentales como la educación pública, la sanidad y la seguridad social están siendo privatizadas.
Miles de trabajadores mueren o sufren lesiones graves cada día debido a la falta de medidas de protección frente a accidentes laborales y enfermedades profesionales.
Para los empleadores, la seguridad y salud laboral no son más que un coste indeseado que reduce sus beneficios.
Esta ofensiva afecta también a los trabajadores del sector educativo que ustedes representan.
Es evidente que, para las élites del capitalismo mundial, la educación no es un bien público al que todos tienen derecho, sino una mercancía que debe generar ganancia.
Por eso, la educación se privatiza cada vez más, se reducen los gastos públicos, y la responsabilidad se transfiere a las familias y a los sectores populares.
El ataque a una educación universal, gratuita y de calidad no es solo económico: también busca formar una nueva generación de trabajadores fragmentados, con formación superficial, obedientes al mercado, alimentados con una historia falseada, socialmente indiferentes e ideológicamente conservadores.
Por eso, la FISE y los educadores progresistas tienen la misión crucial de defender una educación científica, de calidad, progresista y centrada en el ser humano.
Los derechos y conquistas de los trabajadores de la educación también están bajo ataque: cada vez más precariedad, bajos salarios, ausencia de seguridad, sin contratos dignos, con consecuencias nefastas para la calidad educativa.
Pero en este panorama sombrío hay una señal de esperanza: los trabajadores no se rinden.
Millones eligen el camino de la lucha para defender sus derechos sindicales, sociales y políticos.
Con movilizaciones combativas en todo el mundo, reclaman trabajo digno, con derechos, y condiciones acordes a las necesidades de nuestra época.
Los afiliados y amigos de la FSM siempre están a la vanguardia de estas luchas.
La respuesta de los gobiernos burgueses es más represión, con persecuciones y castigos ejemplares a los educadores que luchan.
Al mismo tiempo, empleadores y gobiernos intentan manipular las luchas mediante sindicatos amarillos y direcciones sindicales comprometidas.
No es casual que la CSI haya intensificado sus ataques, tratando de limitar la influencia de la FSM con presiones, chantajes, promesas y sobornos.
Cuanto más sientan que los trabajadores cuestionan el camino de la conciliación de clases, más se intensificarán sus ataques.
Por eso hoy, más que nunca, es fundamental fortalecer la presencia y la influencia de la FSM en todos los sectores y regiones del mundo.
No subestimamos sus medios.
Pero tenemos armas más poderosas: nuestra ideología, nuestra orientación de clase, nuestra historia, nuestras acciones, nuestro espíritu combativo y nuestra superioridad moral.
Para usar estas herramientas plenamente, necesitamos organización, formación, y educación ideológica y política.
Queridos compañeros y compañeras,
Este 2025 celebramos el 80º aniversario de la fundación de la FSM.
Nacida de las cenizas de la guerra más mortífera de la historia, la FSM cumple 80 años de lucha continua por los derechos de la clase obrera, por la justicia y el progreso social, contra todas las formas de discriminación, contra las guerras y las intervenciones imperialistas, contra la explotación del hombre por el hombre.
80 años de solidaridad e internacionalismo.
Estas celebraciones deben ser una oportunidad para hacer conocer la historia de la FSM y demostrar su diferencia frente a los sindicatos amarillos y las organizaciones comprometidas con la conciliación de clases.
El Consejo Presidencial de la FSM ya ha aprobado una Declaración y un rico programa de actividades para este aniversario.
Ese programa incluye seminarios, eventos locales y regionales, publicaciones, podcasts y videos, concursos de fotografía y carteles, actividades en todo el mundo, y, por supuesto, el acto central del 3 de octubre en París, donde tuvo lugar su histórica fundación.
Compañeros, compañeras:
Está claro que hoy existen todas las condiciones para una vida digna para todos los trabajadores.
El desarrollo de la ciencia y la tecnología permite una capacidad de producción inmensa.
Nuestra lucha busca poner esa capacidad al servicio de las necesidades humanas y no del lucro de unos pocos.
La organización y la lucha son el único camino para acabar con la miseria, la explotación y la injusticia social.
El arma de los trabajadores es la solidaridad y el internacionalismo.
La FSM sigue fiel a esos principios y continúa su camino con el mismo objetivo:
un mundo sin guerras ni intervenciones imperialistas, sin explotación ni discriminación.
Un mundo donde el trabajo sea estable, regulado y seguro.
¡Viva la unidad y las luchas de la clase obrera!
¡Viva la FISE y la FSM!